La Perla de Aquitania es una fabulosa combinación de cultura, magnífica arquitectura y deportes extremos.

Es absolutamente imposible hablar de vino y no mencionar Burdeos. Famosa internacionalmente por sus Grand Crus, Burdeos comenzó su producción vinícola ya en el siglo VIII. En 1981, la ciudad comenzó a acoger su feria del vino, Vinexpo, que ha pasado a convertirse en la mayor y más visitada del mundo.

La renombrada bebida se saborea mejor con especialidades locales, lo que convierte a Burdeos en una visita obligada para los aficionados a la gastronomía de todo el mundo; su deliciosa comida y su excepcional vino atraen a millones de turistas cada año.

Sin embargo, la gastronomía y el vino son sólo uno de los aspectos de Burdeos, hay innumerables más. Burdeos está clasificada como una ciudad rebosante de cultura, historia y arte, su arquitectura rivaliza con la de París y las zonas más antiguas de Burdeos forman parte del patrimonio mundial de la UNESCO.

El hecho de ser un puerto asentado a orillas del río Garona no hace sino aumentar su encanto y convierte a Burdeos en un magnífico punto de partida para practicar actividades al aire libre en los alrededores y en la región en general. Por ejemplo, los famosos spots de surf de Lacanau, Montalivet y Cap ferret están a un corto trayecto en coche, al igual que muchos spots de kitesurf y windsurf gracias a los frecuentes días de viento. La duna de Pyla es otra de las favoritas de los parapentistas, y la región cuenta con algunas de las mejores zonas de paracaidismo del país.

Sólo tienes que tomarte el vino con calma antes de empezar tu próxima actividad adrenalínica.