¿Qué se puede hacer en un viaje familiar a la Polinesia Francesa?
Navegar entre lagunas turquesas, verdes montañas y tradiciones vivas... La Polinesia Francesa para toda la familia es una experiencia condensada de asombro y complicidad. My Little Polynesia ha ideado un itinerario por Tahití, Moorea, Bora Bora, Raiatea y Taha'a. Un viaje único, apto para todas las edades, para crear juntos recuerdos inolvidables.
La ora na a todos,
¿Sueña con descubrir la Polinesia Francesa en familia? ¿Navegar entre las islas, disfrutar de experiencias únicas y pasar tiempo de calidad con sus seres queridos? En My Little Polynesia hemos diseñado un itinerario sólo para familias: un viaje por algunas de las islas más bellas de la Polinesia: Tahití, Moorea, Bora Bora, Taha'a y Raiatea.
Lagunas turquesas, una cultura vibrante, excursiones inolvidables y, sobre todo, un ritmo para toda la familia. Le llevamos de aventura paso a paso.
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Etapa 1: Tahití en familia
Bienvenido a Tahití, la puerta de entrada a la Polinesia Francesa. Demasiado a menudo reducida a una simple escala aeroportuaria, la isla bien merece una visita. En familia, ofrece la mezcla perfecta de naturaleza, cultura y aventura accesible.
Éstos son nuestros favoritos para experimentar con sus hijos:
1. Observar la ola de Teahupo'o desde un barco - Tahití
Cuando uno piensa en Tahití, inmediatamente piensa en playas, montañas... pero también en la famosa ola de Teahupo'o, una de las más míticas del mundo. Para descubrirla en familia, nada como una excursión en barco que le acercará a este monstruo de las olas con total seguridad. Niños y adultos quedarán fascinados por la fuerza de la naturaleza. Incluso con el mar en calma, la sensación de estar al pie de esta ola rompiendo sobre el arrecife es impresionante. Es fácil entender por qué los mejores surfistas del mundo vienen aquí cada año. El capitán del barco le contará con pasión la historia del spot, sus vínculos con las tradiciones locales y los desafíos que representa. También es una gran oportunidad para observar la costa salvaje de Tahití Iti desde la laguna, lejos del bullicio de Papeete. Una excursión corta pero memorable que resulta atractiva para todas las edades. Si desea vivir un momento espectacular, sin estrés ni complicada logística, está claro que no debe perdérselo durante su estancia en Tahití.
2. Excursión en catamarán a Tetiaroa desde Papeete - Tahití
Si hay un día que toda la familia recordará, es la excursión a Tetiaroa, el atolón privado de Marlon Brando. Salimos por la mañana temprano del puerto de Papeete, a bordo de un amplio y confortable catamarán, donde navegaremos durante unas 2 horas hacia esta joya del Pacífico. Nada más llegar, quedará deslumbrado por las aguas turquesas y la arena blanca. El atolón, formado por pequeños motu, es un santuario para aves, peces y corales. A los niños les encanta bucear entre los jardines de coral, mientras los padres disfrutan de la tranquilidad de la laguna. El almuerzo suele servirse a bordo o en un motu, en un ambiente sencillo y acogedor. Tetiaroa no es accesible todos los días ni por todos los medios, por lo que esta excursión tiene un auténtico sabor a exclusividad. Es un interludio paradisíaco, perfecto para descansar en plena naturaleza y disfrutar del lujo al mismo tiempo, sin estar fuera de alcance.
3. Barranquismo en el Lavatubes - Tahití
¿Le apetece una aventura más original con un toque deportivo para toda la familia? El barranquismo en los Lavatubes de Tahití es una experiencia única que se aleja por completo de las lagunas turquesas. Aquí se sumerge en el interior de la isla, en un mundo de densa jungla, cascadas secretas y túneles volcánicos excavados por la lava hace miles de años. La excursión está dirigida por guías experimentados que adaptan la ruta al nivel del grupo, por lo que incluso los adolescentes (normalmente a partir de 12 años) pueden participar. Mientras se vadea el agua, se desciende por toboganes naturales y se salta a pozas cristalinas, uno se siente literalmente fuera del tiempo. Está fresca, es verde, está viva. Esta actividad también le permite ver otra cara de Tahití, alejada de las playas: la de la naturaleza virgen, exuberante y cruda. Para aquellos a los que les gusta salirse de los caminos trillados y experimentar algo diferente, ésta es una de las favoritas. Y después, ¡los niños duermen muy bien!
Etapa 2: Moorea, la hermana pequeña de Tahití
Después de Tahití, diríjase a Moorea, a sólo 30 minutos en ferry. Planee pasar 5 días completos en esta espléndida isla. Es el lugar ideal para familias: no demasiado grande, fácil de explorar y llena de actividades para todas las edades. Aquí podrá disfrutar de la laguna, las montañas y el relajado ambiente polinesio.
4. Excursión para nadar con las ballenas en Moorea
Es sin duda una de las experiencias más conmovedoras que se pueden vivir en Polinesia... y más aún en familia: nadar con ballenas jorobadas en las aguas de Moorea. Cada año, entre julio y noviembre, estos majestuosos gigantes vienen a descansar y dar a luz en las cálidas aguas de la Polinesia. Acompañado por apasionados guías titulados, partirá en barco a su encuentro. La aproximación es siempre suave, respetuosa y totalmente segura. Cuando las condiciones son adecuadas, puedes meterte en el agua con aletas, máscara y tubo, y esperar observarlas bajo la superficie... ¡a sólo unos metros de distancia! Los niños suelen quedarse asombrados, en silencio, como suspendidos en el asombro. Incluso sin meterse en el agua, observarlos desde el barco es un auténtico espectáculo. Es una excursión que deja una profunda huella, un vínculo casi íntimo con la naturaleza. Y, francamente, ¿quién puede decir que ha nadado con ballenas en su vida?
5. Excursión en moto acuática por las bahías de Cook y Ōpūnohu - Moorea.
Para una dosis de adrenalina mientras se descubren los panoramas más bellos de Moorea, nada mejor que un paseo en moto acuática por las bahías de Cook y Ōpūnohu. Es una actividad divertida y refrescante, ideal para familias con niños a partir de 6 ó 7 años (como pasajeros). Se parte en un pequeño grupo, acompañado por un guía, para dar un paseo supervisado entre exuberantes montañas verdes y una laguna turquesa. Haremos varias paradas para admirar el paisaje, escuchar anécdotas locales y, por supuesto, bucear con rayas y tiburones de puntas negras en un entorno mágico. El contraste entre la potencia de la máquina y la serenidad del paisaje constituye una experiencia única. A los adolescentes les encanta conducir (a partir de 16 años) y los más pequeños disfrutan de lo lindo en la parte trasera. Es deportivo, accesible e increíblemente bello al mismo tiempo. Es un auténtico momento en familia... ¡con el añadido de unos cuantos chapuzones memorables!
6. Excursión para descubrir la isla de Moorea en un vehículo 4x4.
Si quiere ver el interior salvaje de Moorea sin demasiado esfuerzo, la excursión en 4x4 es perfecta para toda la familia. En un vehículo todoterreno descubierto, recorrerá los senderos de la isla con un apasionado guía local que comparte las historias, leyendas y secretos de Moorea con humor y autenticidad. Atravesará campos de piñas, subirá al mirador de la Montaña Mágica, explorará valles escondidos y descubrirá marae (antiguos lugares sagrados polinesios). A los niños les encantarán los caóticos pasajes por el bosque -¡es toda una aventura! - y los padres disfrutarán de las impresionantes vistas de las bahías de Cook y Ōpūnohu. Es una excursión agradable, llena de descubrimientos, en la que se vive la isla desde dentro. Un buen equilibrio entre cultura, naturaleza y diversión para grandes y pequeños.
Etapa 3: Bora Bora - La laguna más bella del mundo
El sueño continúa con Bora Bora, sin duda la isla más mítica de la Polinesia. En familia, puede parecer exclusiva, pero hay multitud de actividades accesibles e inolvidables para disfrutar juntos. Con su laguna translúcida, su vida marina y sus impresionantes vistas, Bora Bora promete recuerdos realmente excepcionales.
7. Ecosafari con rayas, tiburones y snorkel en el jardín de coral - Bora Bora
¡Bienvenido al acuario natural de Bora Bora! El eco-safari por la laguna es una actividad familiar imprescindible, tan divertida como mágica. Embárquese en una piragua o una lancha motora con un guía local para pasar medio día de exploración. Primera parada: un baño con las curiosas e inofensivas rayas que se deslizan a su alrededor. A continuación, diríjase a un lugar donde los tiburones de puntas negras nadan en las aguas cristalinas y poco profundas: una experiencia impresionante pero segura. Por último, puede explorar el jardín de coral, un auténtico festival de colores donde los niños pueden maravillarse con los peces tropicales. Los guías suelen ser divertidos y didácticos, y hacen que todo el mundo se sienta a gusto, incluso los más indecisos. Aprendemos a respetar la fauna, a observar sin molestar y a maravillarnos juntos. Es una lección de naturaleza a tamaño natural, y uno de los mejores recuerdos de un viaje a Bora Bora.
8. Vuelo en ultraligero sobre Bora Bora
Si hay una experiencia que produce escalofríos a cualquiera, ésa es sobrevolar Bora Bora en ultraligero. Nada más despegar, la emoción es palpable. El avión se eleva lentamente, y de repente... la postal cobra vida. Vista desde el cielo, la laguna revela tonalidades de azul irreales, la isla volcánica se alza majestuosa en el centro y el atolón vecino, Tupai, con forma de corazón, aparece como un espejismo. El vuelo dura unos veinte minutos, pero deja una impresión de eternidad. Incluso los niños se quedan boquiabiertos, cautivados por esta vista de 360° de uno de los paisajes más bellos del mundo. El piloto comenta todo con dulzura y pasión, añadiendo un toque educativo a la aventura. Para las familias, es una actividad fuera de lo común que permite ver la Polinesia desde un ángulo totalmente nuevo. Si su presupuesto se lo permite, no se lo pierda: es un momento suspendido... ¡literalmente!
Etapa 4: Taha'a y Raiatea, la laguna compartida
Terminamos este viaje con una nota suave con Raiatea y Taha'a, dos islas más auténticas y tranquilas, perfectas para un final de estancia apacible y envolvente. Puede alojarse en una y visitar la otra en barco, disfrutar de actividades culturales y naturales, y sentir el profundo encanto de las islas de Sotavento.
9. Paseo en barco por la laguna de Taha'a y Raiatea.
Taha'a y Raiatea, dos islas vecinas pero muy diferentes, ofrecen juntas uno de los días más hermosos en barco para toda la familia. Desde Raiatea, se embarcará en un tranquilo viaje a través de la laguna para descubrir un paisaje impresionante. A menudo comenzamos con una visita a una granja de perlas, donde pequeños y mayores pueden aprender cómo se producen las famosas perlas negras de Tahití. A continuación, nos dirigimos a una plantación de vainilla en Taha'a, apodada "Isla de la Vainilla": a los niños les encanta el dulce aroma que flota en el aire. Después, es hora de bucear en el jardín de coral de Taha'a, una suave deriva entre peces multicolores y corales vivos. A menudo terminamos almorzando en un motu, con los pies en el agua, frente a Bora Bora en la distancia. Es un día completo, una mezcla rápida pero suave de cultura, naturaleza y relajación, ideal para reconectar en familia mientras se descubre la autenticidad de las islas de Sotavento.
10. Remontando en kayak el río Faaroa - Raiatea
Por último, pero no por ello menos importante en este viaje familiar: remontar en kayak el río Faaroa, en la isla de Raiatea. Es el único río navegable de toda la Polinesia Francesa, y sin embargo es poco conocido. Esta excursión en kayak es un suave interludio, ideal para bajar el ritmo después de sus aventuras marítimas. Mientras se desliza lentamente por el agua, estará rodeado de exuberante vegetación, con montañas al fondo. Los niños disfrutan avistando aves tropicales y flores silvestres a lo largo de las orillas. La corriente es tranquila, accesible incluso para principiantes, y puede realizar el viaje con un guía o por su cuenta. Es una experiencia relajante, atemporal, casi mística, en la que se descubre otra cara de Raiatea, más secreta e íntima. Es una actividad sencilla, pero que dejará una huella imborrable en sus recuerdos de viaje.
Viajar a la Polinesia Francesa en familia es mucho más que unas vacaciones: es una experiencia de vida, una auténtica vuelta a lo esencial, entre naturaleza virgen, encuentros auténticos y maravillas cotidianas. Este viaje entre Tahití, Moorea, Bora Bora, Raiatea y Taha'a ofrece el equilibrio perfecto entre descubrimiento, relajación y actividades para toda la familia.
Ya sea un vuelo en ultraligero, el descenso de un cañón, un encuentro cara a cara con una ballena o un suave paseo en kayak por un río tropical, cada actividad ha sido diseñada para crear vínculos, compartir momentos especiales y cultivar la curiosidad de grandes y pequeños.